Luego de un largo trabajo de diseño, capacitación, implementación y mantención de verdaderos “pequeños oasis” ubicados en zonas de descanso de BSF, desde el 1 de diciembre se encuentra en funcionamiento un nuevo departamento encargado de potenciar la creación de estos apreciados espacios, que se adaptan a los requerimientos que impone el cambio climático y regalan un momento de relajo a quienes los visitan.
Este equipo nace de la dedicación y el compromiso que por años han entregado las encargadas de desarrollar las áreas verdes al interior de BSF, que producen valiosos frutos y con el objetivo de dar un impulso a esta importante labor.
El Departamento Áreas Verdes de BSF, depende de la Subgerencia de Operaciones de Centros BSF y su jefe es Mario Pellizzon. Las funciones principales son la dirección, supervisión y mantención de las áreas verdes de los diferentes centros logísticos, en coordinación con la arquitecta Luz Arraño y asesoría de la ingeniera agrónoma Lysette Mersey en el diseño, ejecución y habilitación de nuevos proyectos de paisajismo y arborización.
Luz Arraño, creadora del proyecto de paisajismo e impulsora de los espacios verdes al interior de los recintos, explica que “debido al crecimiento de nuestras zonas de arborización, áreas de descanso y pequeñas plazas, vimos que, para su habilitación, construcción y posterior mantenimiento, necesitábamos de un apoyo mayor por parte de Operaciones, lo que llevó a crear este nuevo departamento.
Con esta nueva ayuda, podremos potenciar la construcción de nuevas áreas al interior de los centros logísticos, ya que son puntos importantes y muy valorados para nuestros clientes y su personal, son sectores de pausa o descanso dentro de su jornada laboral; lugar de encuentro, de alimentación, conversación, break, puntos de respiro y relajación, etc.
Solo tenemos comentarios positivos, lugares que tienen una excelente recepción entre los usuarios, incluso interesados en conocer qué especie arbórea o arbustiva se ha plantado”.
Gracias al trabajo de Luz y su equipo, actualmente las zonas de descanso con áreas verdes cuentan con especies vegetales en su mayoría nativas, como el quillay, el maitén, algarrobos, sauces chilenos y trepadoras, entre otras, complementando con verbenas, santolinas y escalonias rastreras, que con su generosa floración llenan de colores el ambiente. La idea es generar espacios amigables a la vista, que generen una atmósfera agradable y que además entregue sombra para reducir el calor durante el verano.
La implementación de estos espacios dentro de los centros logísticos genera beneficios al medio ambiente, ya que fueron diseñados con especies que atraen a la fauna silvestre, como mariposas, abejas y otros insectos benéficos para las plantas. Al constituir “parches de biodiversidad”, estos lugares se van convirtiendo en una especie de oasis, donde abundan aves como loicas, tiuques, queltehues, zorzales, tórtolas, tordos y otras.
El trabajo del equipo encabezado por Luz Arraño es integral, y comprende una mirada cíclica de los procesos. Actualmente al interior de BSF se cosechan semillas de las mismas plantas presentes en las áreas verdes, se producen plantas y árboles en viveros, se realiza vermicompostaje con lombrices para generar sustratos, se diseñan los espacios con el mobiliario necesario, se plantan las especies, se realiza mantención y se capacita permanentemente a los jardineros, para actualizarlos en la mejor forma de hacer florecer todos los esfuerzos invertidos.
Lysette Mersey, ingeniera agrónoma, magister en recursos naturales, quién asesora a BSF desde julio 2019, explica que hasta hace 10 años los jardines predominantes en todo Santiago eran del tipo inglés, pero actualmente la capital no tiene el mismo clima. Por lo tanto, nos indica que hoy se deben diseñar las áreas verdes en base a las condiciones agroclimáticas actuales, de baja precipitación y temperaturas muy extremas en invierno y verano, entre otros factores.
“Esta es una necesidad que está ligada al cambio climático. Se han ido cambiando algunas especies que tienen un mayor requerimiento hídrico por algunas que tienen uno menor, no tan solo especies nativas. Usamos la parkinsonia, el ligustro, por ejemplo, que se adaptan muy bien a la condición agroclimática actual, y de aquí al 2050, donde se prevé que va a llover un 30% menos. Para 2050 también se prevé que aumentará hasta en 2 grados la temperatura promedio en Santiago, entonces nosotros escogemos en base a eso, no solo los árboles, sino también desde las herbáceas hasta los arbustos”, precisa Lysette.
La ingeniera agrónoma agrega que también se cambió la forma de podar, para que las plantas pudieran florecer. De esta forma, se favorece la presencia de insectos. “Se genera un control biológico, que es dejar que la vida siga su curso. Por ejemplo, llegan las chinitas que se comen los pulgones”.
Como ejemplo de este control biológico, Lysette recuerda un episodio que las dejó fascinadas, donde aprendieron una gran lección de la naturaleza y se transformó en la oportunidad en que ha visto a más picaflores volando simultáneamente.
“Un año un sauce estaba en el Centro Puerto Madero lleno de pulgones gigantes. Fuimos a verlo varias veces, porque no es llegar y aplicar un producto o cortar el árbol, pero a la tercera visita ya habían llegado decenas de picaflores, y no sabíamos por qué estaban acá. Estudiando averiguamos que el picaflor cuando tiene sus crías es insectívoro, y le lleva a sus crías los pulgones. Entonces no tuvimos que aplicar nada, con los picaflores desaparecieron los pulgones. Entonces es solo dejar que la vida actúe. Con los jardines sustentables y biodiversos se consigue eso y mucho más”, recuerdan Lysette y Luz con emoción.
Con todas las acciones que se han implementado en BSF están haciendo un giro muy importante hacia la sustentabilidad, que no solo queda en la selección de las especies que se plantan. También están trabajando, por ejemplo, con microorganismos benéficos que son nativos y que les permiten producir algunos sustratos que fortifican la tierra.
Para complementar toda la labor realizada y difundir el interés por el paisajismo sustentable, en algunos puntos de áreas verdes se realiza un trabajo de infografía, con el objetivo de que las personas reconozcan ciertas especies y puedan profundizar su conocimiento de la flora nativa.
“Al final, todo esto que estamos haciendo es un aporte para el medio ambiente. Cuando uno hace estos parches de biodiversidad y los vas uniendo de alguna manera, muchas especies que están en peligro empiezan a tener un hábitat, lugares para comer, para reproducirse, para dormir, y eso es muy importante”, explican Luz y Lyssete.
Luego de este largo camino de aprendizaje, el impulso que dará el nuevo Departamento de Áreas Verdes de BSF permite proyectar con éxito el importante desafío de consolidar un paisajismo sustentable que siga contribuyendo al entorno natural de sus centros logísticos.